La eucaristía de Nochebuena se atribuye a diferentes orígenes. Entre ellos, hay tres que destacan especialmente:
El primero procede de una leyenda popular según la cual un gallo habría sido el primer animal del establo en anunciar con su canto el nacimiento de Jesús, para que todos lo supieran.
El segundo explica que en Jerusalén había la costumbre de hacer una misa a medianoche que se alargaba con una procesión que llegaba al templo más importante de la ciudad, donde se celebraba una última misa que coincidía con el canto del gallo.
El tercero nos lleva a la Roma del siglo V, donde el papa Sixto III instauró la costumbre de celebrar una vigilia nocturna a medianoche en Navidad, “después de cantar el gallo”, expresión que se originó en la costumbre romana de iniciar el nuevo día ad galli cantus (al canto del gallo), que situaban precisamente a medianoche.
Sea cual sea su origen, tratándose de una celebración festiva, es también tradición que a la salida se ofrezca chocolate o vino caliente con bizcocho a todos los asistentes.
En nuestro país, la Misa del Gallo se celebra en todas las parroquias.